CUENTOS

 1

"VIAJA A UN MUNDO DE IMAGINACION EN UN ABRIR Y CERRAR DE HOJAS. LEE HOY LEE SIEMPRE"









MOANA




Moana vivía con su familia en la bonita isla de Motunui, que estaba rodeada por un mar reluciente con un arrecife de coral. El papá de Moana era el jefe Tui.

Tui quería que su pueblo se sintiera seguro y feliz. Lo que más temía era que alguien navegara más allá del arrecife, ya que era muy peligroso.

Tala, que era la abuela de Moana, un día contó una leyenda a los niños de la aldea.

Una vez existió una isla que era en realidad la diosa Te Fiti, de cuyo corazón brotaba la vida. Pero el semidiós Maui, celoso de su poder se llevó su corazón y huyó.

Entonces, el demonio Te Ka atacó a Maui y en medio de la lucha, el corazón se perdió en el mar.

Más tarde, cuando Moana jugaba en la playa, una pared de agua la rodeó. La niña vio una piedra con una espiral y la cogió.

Entonces, el mar llevó a Moana a la orilla junto a sus padres. Mientras los tres se abrazaban, la niña perdió la piedra.

Cuando ya se habían ido, Tala salió de entre unos arbustos, recogió la piedra y la insertó en su colar: ¡era el corazón de Te Fiti!

Muchos años después, cuando Moana cumplió dieciséis años, su padre la llevó a la cima de la montaña más alta de la isla.

Ese mismo día, Tala llevó a su nieta a una cueva secreta que estaba llena de barcas. Le contó que, cuando Maui robó el corazón de Te Fiti, la oscuridad y los monstruos invadieron los mares y los antiguos jefes prohibieron navegar.

–Para que la oscuridad no llegue a la isla, debes encontrar a Maui y lograr que devuelva el corazón a Te Fiti –le explicó Tala mientras le daba la piedra.

Cuando regresaron a la aldea, Tala se puso muy enferma.

–Ve –susurró a su nieta con sus últimas fuerzas.

Moana adentró en el océano con una de las barcas de la cueva. De repente, se desató una tormenta y Moana naufragó en una isla extraña. Entonces una sombra cayó sobre ella…

¡era Maui! Pero el semidiós no quería devolver el corazón de Te Fiti, sino buscar el anzuelo mágico que había perdido. Maui encerró a Moana en una cueva y se fue con su barca.

Como Moana no quería dejar escapar a Maui, salió de la cueva y se zambulló en el mar.

Para su sorpresa, el océano la llevo hasta la barca.

–¡Tienes que devolver el corazón! Grito a Maui que seguía sin querer ayudarla, y Maui como no pues alucinó.

De pronto, los atacaron los kakamora, unas pequeñas criaturas con armaduras de coco. Moana y Maui lucharon juntos contra ellos y lograron huir.

Al ver lo valiente que había sido MoanaMaui acepto ir en busca de Te Fiti. Pero primero quería recuperar su anzuelo, en manos de Tamatoa, un cangrejo gigante que vivía en Lalotai, el reino de los monstruos. De camino allí, Maui enseño a Moana todo lo que sabía sobre navegación.

Cuando llegaron al oscuro reino de LalotaiMoana encontró el anzuelo. Pero no pudo acercarse a él porque apareció Tamatoa.

Moana distrajo al monstruoso cangrejo y recuperó el anzuelo de Maui.

Antes de que Tamatoa reaccionara, un géiser expulsó a Moana y a Maui del reino de Lalotai y pudieron escapar.

Moana y Maui convertido en halcón gracias al anzuelo, reemprendieron el viaje. Cuando estaban a punto de llegar a la isla de la diosa Te Fiti, apreció Te Ka. El demonio golpeo a Maui, que al caer al agua recuperó su forma humana. Moana lo rescató y se dirigieron de nuevo hacia la isla.

–¡No lo lograremos! ¡Da la vuelta! –gritó Maui.

Te Ka intentó aplastar la barca de un puñetazo, pero el semidiós lo detuvo con su anzuelo.

Una gran ola los alejó de la isla. Maui, estaba furioso porque Te Ka había roto su anzuelo, se convirtió de nuevo en halcón y se marchó volando.

Con lágrimas en los ojos, Moana dijo al océano:

–He fracasado. Tendrás que buscar a otra persona. Y, derrotada, lanzó el corazón de Te Fiti al agua.

Entonces, apareció el espíritu de Tala. Le recordó que no era Maui quien debía devolver el corazón a Te Fiti, sino ella. Mientras hablaban, las rodeaban cientos de embarcaciones fantasmas de los ancestros de Moana.

¿Sabes quién eres? –le preguntó su abuela.

Moana supo lo que debía hacer y se lanzó al océano para recuperar el corazón de Te Fiti.

Cuando lo encontró, volvió a la barca y puso otra vez rumbo a la isla. Pero Te Ka se interpuso en su camino, lanzándole llamaradas de lava. Por suerte, ¡llegó el halcón Maui!

Mientras Maui se enfrentaba a Te KaMoana llegó a Te Fiti. Pero en lugar de la diosa isla, ¡sólo encontró un cráter vacío! Moana se puso a tararear la canción de sus ancestros. Al oírla, Te Ka se detuvo ante ella. De pronto, el monstruo ya no le parecía tan aterrador.

Moana apoyó la frente contra la de Te Ka y le devolvió el corazón. El monstruo se transformó y de su interior brotó Te Fiti. La isla madre abrió la mano y mostró el anzuelo, ya reparado, de Maui. ¡Y la vida volvió a la isla!

Maui se despidió de Moana y, convertido en halcón, emprendió el vuelo. La muchacha regresó a Motunui. Por fin sabía quién era: una exploradora del océano destinada a guiar a su pueblo.

FIN

 


SHREK



Érase una vez… un ogro llamado Shrek que vivía tranquilamente en un pantano muy lejano, lejos de cualquier ser viviente que le pudiera molestar. Su vida transcurría tranquila y lo único que se molestaba en hacer era asustar a los intrusos que se acercaban a su hábitat.

Pero un día, su hogar es invadido por las criaturas de los cuentos de hadas enviados allí por el malvado Lord Farquaad. Todos los personajes de cuentos de hadas han sido desterrados y no han encontrado un sitio mejor donde ir que el pantano de Shrek. Entre tantos personajes conoce principalmente a uno de ellos, a Asno, con el que decide ir a ver a Lord Farquaad para que desocupe el pantano. Para ello llegan a un pacto:

– Haré lo que me pides pero con una condición, dijo Lord, deberéis traerme a la princesa Fiona, rescatándola de un castillo rodeado de lava ardiente y custodiado por una dragona

– Aceptamos, dijeron los dos.

Tras varios días de camino, llegan al castillo donde se encuentra la princesa Fiona,

Al llegar al castillo, Burro es el encargado de distraer a la dragona, a quien engaña fingiendo estar enamorado. Shrek logra rescatar a la princesa y huyen dejando a la dragona triste.

Los tres marchan felices en busca de Lord, a quien entregar a la princesa para que se case con ella. Durante el camino, suceden numerosas aventuras. Una de las noches que pasaron por el bosque…

– Ohh Dios!!! Pero Shrek si te has convertido en mujer…dijo Asno.

– NOO… soy Fiona, ven que te explico, desde niña me echaron un hechizo y por las noches me convierto en Ogresa. Solamente el beso de mi verdadero amor hará tomar la forma de él.

Hablan un rato, refiriéndose a ella, comenta que nadie podría amar a una bestia tan repugnante. Shrek, quien sólo había escuchado esto, pensó que ella hablaba de él y desilusionado decide no confesarle su amor. A la mañana siguiente, cuando Fiona saluda a Shrek, él se muestra enojado e indiferente, ella le pregunta por qué su reacción y él le responde que había escuchado ‘todo’ y que efectivamente nadie podría amar a una bestia tan fea. Shrek, con ese comentario, se sintió muy mal por el supuesto rechazo de Shrek.

El ogro va en busca de Lord Farquaad para entregarle a la princesa, pues no la quiere ver más. Ella conoce a Lord y se sorprende de su corta estatura y arrogante actitud. Shrek recupera las escrituras de su pantano para volver a vivir solo y Fiona, resentida con Shrek le dice a Lord Farquaad que se quiere casar esa misma tarde.

Shrek regresa a su pantano, Burro lo sigue: – no puedes dejar que te quiten a Fiona, debes luchar por su amor.

– Ella no me quiere, me considera una horrible bestia, respondió Shrek.

– Estás equivocado, – contestó Asno- no era de ti del que hablábamos, sino de ella.

Shrek se da cuenta del malentendido y decide ir por Fiona. Burro, inesperadamente, llama a la dragona y vuelan a la Iglesia donde se celebraba la boda.

Al llegar, Shrek interrumpe y aclara todo, y sin importar las burlas de la gente, ellos se dan el beso del verdadero amor quedando así Fiona transformada en ogresa para siempre.

Tras este maravilloso beso salen los dos en una preciosa carroza y “vivieron feos para siempre”….



LA CAPERUCITA ROJA



Había una vez una dulce niña que quería mucho a su madre y a su abuela. Les ayudaba en todo lo que podía y como era tan buena el día de su cumpleaños su abuela le regaló una caperuza roja. Como le gustaba tanto e iba con ella a todas partes, pronto todos empezaron a llamarla Caperucita roja.

Un día la abuela de Caperucita, que vivía en el bosque, enfermó y la madre de Caperucita le pidió que le llevara una cesta con una torta y un tarro de mantequilla. Caperucita aceptó encantada.

- Ten mucho cuidado Caperucita, y no te entretengas en el bosque.
- ¡Sí mamá!

La niña caminaba tranquilamente por el bosque cuando el lobo la vio y se acercó a ella.

- ¿Dónde vas Caperucita?
- A casa de mi abuelita a llevarle esta cesta con una torta y mantequilla.
- Yo también quería ir a verla…. así que, ¿por qué no hacemos una carrera? Tú ve por ese camino de aquí que yo iré por este otro.
- ¡Vale!

El lobo mandó a Caperucita por el camino más largo y llegó antes que ella a casa de la abuelita. De modo que se hizo pasar por la pequeña y llamó a la puerta. Aunque lo que no sabía es que un cazador lo había visto llegar.

- ¿Quién es?, contestó la abuelita
- Soy yo, Caperucita - dijo el lobo
- Que bien hija mía. Pasa, pasa

El lobo entró, se abalanzó sobre la abuelita y se la comió de un bocado. Se puso su camisón y se metió en la cama a esperar a que llegara Caperucita.

La pequeña se entretuvo en el bosque cogiendo avellanas y flores y por eso tardó en llegar un poco más. Al llegar llamó a la puerta.

- ¿Quién es?, contestó el lobo tratando de afinar su voz
- Soy yo, Caperucita. Te traigo una torta y un tarrito de mantequilla.
- Qué bien hija mía. Pasa, pasa

Cuando Caperucita entró encontró diferente a la abuelita, aunque no supo bien porqué.

- ¡Abuelita, qué ojos más grandes tienes!
- Sí, son para verte mejor hija mía
- ¡Abuelita, qué orejas tan grandes tienes!
- Claro, son para oírte mejor…
- Pero abuelita, ¡qué dientes más grandes tienes!
- ¡¡Son para comerte mejor!!

En cuanto dijo esto el lobo se lanzó sobre Caperucita y se la comió también. Su estómago estaba tan lleno que el lobo se quedó dormido.

En ese momento el cazador que lo había visto entrar en la casa de la abuelita comenzó a preocuparse. Cuando llegó allí y vio al lobo con la panza hinchada se imaginó lo ocurrido, saco a caperucita y a la abuela dentro de la panza del lobo.

- Hay que darle un buen castigo a este lobo, pensó el cazador.

De modo que le llenó la panza de piedras y el lobo se fue.

Caperucita volvió a ver a su madre y su abuelita y desde entonces prometió hacer siempre caso a lo que le dijera su madre.


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